Los seres humanos nos movemos en dos coordenadas: tiempo y espacio. La segunda la abordamos en la proxémica. La primera, el tiempo, es del dominio de la cronética, entendida como el manejo de la comunicación en el tiempo, la producción de significados con y desde la coordenada tiempo ¿Cuánto nos demoramos en responder, o cuánto tiempo esperamos para decir algo? Los abuelos nos hablaban del don de la oportunidad. En muchas ocasiones generamos problemas, no tanto por lo que decimos, sino por el momento en que lo decimos. Tan importante es lo uno como lo otro.
La cronética también se las ve con reconocer la temporalidad propia de cada suceso. La pregunta de la cronética es ¿cuándo es el momento más apropiado para decir algo? Los griegos distinguían dos acepciones del tiempo con dos palabras distintas: erónos y ka/ros. El primero lo podríamos representar hoy con el reloj. Es el tiempo, digamos, objetivo. ¿Cuántos minutos componen una hora? Sesenta, se responderá con precisión. Pero... no es lo mismo una hora en una clase aburridora, que esos "mismos" sesenta minutos en compañía de la persona amada. No es lo mismo. El ejemplo nos muestra el ka/ros de los griegos, referido no tanto al tiempo, sino la temporalidad de cada cosa.
Los seres vivos estamos llenos de temporalidades, de circunstancias particulares de cada tiempo. A pesar de que un mes sea un mismo mes, no podemos esperar que sea el mismo para todo el mundo. La vivencia de cada ser en el tiempo difiere tanto como sus huellas digitales. Por otro lado, si bien podemos alegar diferencias económicas, o sociales, nunca podremos discutir diferencias en el tiempo asignada a cada uno. Objetivamente hablando, a todos nos dan el mismo tiempo;
24 horas al día, 7 horas a la semana, 52 semanas al año. Obviamente, la vivencia del tiempo de cada uno de nosotros, y la forma como lo aprovechamos o desaprovechamos, no es igual. Las edades también marcan diferentes temporalidades.
Para Pensar...
El conjunto de estas ¡deas proporciona un panorama sobre lo que se espera de la formación en competencias comunicativas. Más allá de llenar la materia de contenidos extensos, se trata más de lograr un equilibrio entre los contenidos teóricos, los ejercicios para desarrollar las habilidades (saber hacer) y orientaciones para complementar las actitudes (querer hacer). Esto significa una presencia constante de lecturas teóricas, ejercicios prácticos y reflexiones en torno al componente actitudinal.
Con todas estas ¡deas, se busca un acercamiento desde varios enfoques a la comunicación: aproximación reflexiva, teórica y práctica. Se trata, entonces de una línea que pretende atravesar las herramientas, técnicas, posibilidades y repertorios de la comunicación, en un curso que no se quede en la simple recomendación de técnicas para la comunicación (puesta en escena), sino que logre llegar a lo medular de la comunicación: el encuentro de las personas, el consenso, la construcción de tejido social, de cultura y conocimiento. Es decir, sobrepasar el tradicional enfoque de la puesta en escena, para llegar a una puesta en esencia.
Resumiendo, la competencia comunicativa es un conjunto de habilidades y conocimientos que poseen los hablantes de una lengua, que les permiten comunicarse en ésta, pudiendo hacer uso de dicha lengua en situaciones de habla, eventos de habla y actos de habla. Lo que decimos y hacemos tiene significado dentro de un marco de conocimiento cultural. El modo en que usamos la lengua está enraizado en la sociognición colectiva, por medio de la cual le damos sentido a nuestra experiencia.
miércoles, 28 de octubre de 2009
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