jueves, 29 de octubre de 2009

condiciones generales de lectura

La lectura como proceso de interpretación, implica acciones específicas en las que ¡naden el lector, el ambiente y las características del texto. De allí se derivan ciertas condiciones, como se indica a continuación:
En relación con el sujeto lector
Las condiciones personales tienen que ver con el sujeto que ejerce la lectura y son
de dos grupos: condiciones de visión y estados cognoscitivos.
Condiciones de Visión
El mecanismo de la vista es paralelo al de la comprensión de la mente: si alguno de los dos falla, también falla de base el proceso de la lectura. Primero se requiere de un buen estado de los ojos: sin defectos o corregidos debidamente, sin cansando y con buena iluminación. Esta es esencial para la adecuada visión: la más indicada es la luz natural y la artificial que no sean ni brillantes ni deficientes.
Sequidamente es indispensable un entrenamiento de la percepción visual. Ésta se adquiere progresivamente, desde el aprendizaje de las primeras letras en la escuela. Tradicionalmente, se entrenaba a los niños para leer sílaba por sílaba, pero en etapas más avanzadas se forman para leer conjuntos de palabras, más o menos extensas, según el entrenamiento y la capacidad perceptiva. En los métodos globales del aprendizaje de la lecto-escritura inicial es más fácil que el niño se familiarice desde un comienzo con conjuntos de palabras y escritos completos.
De acuerdo con el campo visual y con los conjuntos percibidos, los ojos se mueven rítmicamente en saltos, que técnicamente se llaman fijaciones. Lo normal en un lector promedio es que tenga un campo visual que abarque unas cuatro palabras por fijación, lo cual indica que hará dos o tres fijaciones por línea, según el caso. El lector puede hacer un experimento: lea con el libro frente a otra persona y éste le dirá cuáles son sus fijaciones, por cada renglón leído.
Estados cognoscitivos
Los factores más importantes de orden psicológico, inherentes al lector son:
Una percepción precisa, segura y amplia, que es una operación que parte de la visión y llega al cerebro, para dar base a la comprensión. La percepción es amplia si cubre lo que la mente puede procesar, según el tipo de escrito, propósito y otros condicionantes. La percepción es precisa y segura si capta los datos que da el texto, ni más ni menos; la imprecisión o inseguridad conduce a los defectos de las regresiones (o sea volver atrás en la lectura) y la subvocalización (movimiento de labios)
El temperamento del sujeto incide en el éxito de la lectura; por lo general, aprovechan más las personas constantes o las disciplinadas. El equilibrio emocional o dominio de los impulsos e impresiones es una condición que asegurará la atención y, por consiguiente, la comprensión.
Las actitudes y disposición mental relacionadas con el texto escrito, el autor o el tema, son también factores que determinan el proceso de lectura. Una mente abierta, positiva y alejada de prejuicios avanzará con éxito en la interpretación de un escrito.
Es necesaria una buena dosis de motivación e interés que anime al lector a superar los obstáculos, de los muchos que se suelen presentar. Estos factores dependen de los propósitos, y de la utilidad e importancia de la lectura.
La atención es un requisito definitivo. Depende de las condiciones anteriores y particularmente de una disposición de tranquilidad y distensión, de un entrenamiento disciplinado de la mente. Por lo general, a la mente tienden todas las experiencias del lector, internas (conflictos, preocupaciones, tareas pendientes) y externas (condiciones ambientales y sociales) que muchas veces lo distraen y pueden acarrearle el cansancio. Por eso, una sugerencia es dejar tos distractores y también saber interrumpir y descansar, cuando se requiera.
Las experiencias y conocimientos previamente adquiridos son una
condición esencial, como punto de partida para abordar cualquier proceso lector. Éstos comprenden los campos de experiencia del lector, de los cuales hacen parte tanto el marco de conocimiento como el marco de referencia. Esto quiere decir que la comprensión de un escrito inicia en el límite de los conocimientos generales y de los conocimientos y experiencias particulares que sobre el tema posee el sujeto lector, todo lo cual se integrará a la nueva experiencia de interpretación y comprensión.
Condiciones técnicas.
Se refieren a la forma como el sujeto aborda y desarrolla su proceso lector, en una situación específica. Comprenden principalmente la definición de un propósito o propósitos, el desarrollo de habilidades lectoras y la aplicación específica de estrategias, procedimientos o técnicas de lectura.
Definición clara de propósitos.
Un requisito previo a cualquier proceso lector es saber para qué se realiza; pues, aun teniendo conciencia de la importancia y de los beneficios de la lectura, en el momento mismo de leer. ¿Se tiene presente para qué se hace? Quizás no siempre es así, y este es uno de los factores que puede mermar el rendimiento del estudiante o del lector.
Saber el "para qué" de una acción es una exigencia humana, como conocer para dónde camina; de otra manera se dispara a ciegas sin tener en cuenta el blanco. Claro, el gran propósito general es comprender lo que quiere decir por escrito el autor; más, como se verá, los grados de comprensión varían y también las estrategias de acuerdo con los propósitos específicos.
Generalmente la gente lee para:
Informarse de contenidos, sucesos o instrucciones para adarar un asunto.
Encontrar soluciones a los problemas o dificultades.
Salir de una duda o hallar respuesta a muchos interrogantes.
Conocer el pensamiento o las vivencias del autor.
Formarse opiniones o precisiones sobre un asunto.
Afianzar el aprendizaje en alguna asignatura
Prepararse para alguna actividad como un examen, o una intervención oral.
Verificar hipótesis.
Documentarse para elaborar un trabajo científico.
Formarse criterios o elementos de juicio para tomar una decisión o actuar.
Observar cómo se expresa un autor o corregir un texto. Experimentar sensaciones positivas ante los problemas de la vida. Disfrutar de las palabras escritas y de sensaciones estéticas. Divertirse y aprovechar bien el tiempo.
Desarrollo de habilidades lectoras.
Éstas se adquieren con el ejercicio en la visión, percepción y comprensión de textos, procurando superar defectos y malos hábitos como las regresiones y subvocalización, que restan eficiencia y conducen a la pérdida de tiempo.
Las regresiones o actos de volver a leer párrafos o páginas se justifican algunas veces para aclarar o profundizar; sin embargo son un defecto si se hacen por distracción o simple hábito. La subvocalización, que consiste en un tenue movimiento de labios, obstaculiza la relación ojo-mente, y puede llevar a la pérdida de energía. Por eso, es conveniente corregirla, sin ponerte una exagerada preocupación.
El desarrollo de habilidades lectoras conduce a estar en capacidad de seleccionar y definir las estrategias y técnicas para la comprensión, la cuales varían según el propósito, la clase de escrito y el tipo de lectura requerida en cualquier situación particular.
Condiciones ambientales.
Además de la iluminación, son importantes otras condiciones del ambiente físico y social para asegurar el éxito de la lectura. Se requiere comodidad. Disponer de diccionario, lápiz, papel, un buen computador con línea de internet, temperatura y ventilación agradable, silencio y la organización social adecuada. Muy deseable, según la lectura de que se trate, tener acceso inmediato a una biblioteca.
La lectura puede ser totalmente individual o en grupo, en cuyo caso se hace en silencio o en voz alta, seguida de una discusión para compartir puntos de vista y llegar a acuerdos finales. Esta actividad se realiza en casa, en el aula o en salas especiales, en solitario, con un compañero o bajo la dirección de un maestro o experto.
Condiciones textuales.
Objetivamente hay textos escritos fáciles de comprender, otros que exigen un mayor esfuerzo para lograrlo y hasta los hay casi incomprensibles. Estos grados dependen de factores como los siguientes:
El contexto: entendido como lo que "rodea, acompaña o va con el texto", es condición básica para la comprensión. Como se ha explicado ampliamente, el contexto puede ser verbal o extraverbal. Éste aporta información sobre tiempo, personas, lugar, materia y área del saber, marco en el cual se produjo o se sitúa el escrito. El contexto verbal define si se trata de un fragmento, de un capítulo, un artículo o un texto completo.
Referencia: permite enmarcar el tema o asunto en el panorama general de las ciencias y de fas experiencias del lector. Para comprender plenamente esto, es necesaria una formación o cultura general que aporte criterios sobre la organización del saber o los conocimientos que produce y maneja la humanidad.
Género y tipo de escrito: cualquier escrito es susceptible de ser clasificado desde diversos puntos de vista, acorde con las clases de discurso, entre los cuales se destaca el texto escrito científico o técnico o literario, periodístico y las comunicaciones de tipo social y administrativo.
Estructura textual: está comprendida por la macroestructura y por (a manifestación formal del texto, es decir, por el tipo de superestructura como se ha explicado en otras partes de este módulo, la macroestructura comprende la red interna de relaciones mediante las cuales se desarrolla el tema en todas sus partes. La comprensión de la macroestructura se apoya en la organización externa del texto: títulos, subtítulos, tipo de letra, párrafos, elementos destacados, cuadros, figuras, elementos transtextuates, uso de signos especiales y otros medios.
Campos de experiencia del autor: según se ha explicado constituyen el conjunto de experiencias, conocimientos generales (marco de conocí miento) y conocimientos sobre el tema (marco de referencia) que subyacen en el texto escrito y caracterizan al autor. Los campos de experiencia del autor son un proceso inferencial ( se derivan de la lectura del texto) pero también se obtienen, se confirman o amplían con un proceso de transtextualidad (consulta en otras fuentes diferentes al texto leído)
Propósito o intención del autor: detrás de la información o del contenido, el autor ha tenido un propósito o intención comunicativa cuya identificación facilitará la comprensión total del texto. Las intenciones varían: informar, describir, persuadir, compartir experiencias o puntos de vista, expresar actitudes o emociones, recrear la sensibilidad estética, etc.
Coherencia, interna o externa: su presencia o ausencia, como la lógica esencial del texto, define la comprensión por parte del lector, en la medida en que facilita o dificulta la identificación o recuperación del contenido global.
Estilo y léxico: el estilo es la manera peculiar de un autor. Hay estilos, densos, pesados, claros y confusos, lo cual puede facilitar o dificultar la labor del lector. Una sintaxis fluida y un vocabulario al alcance del lector o demasiado técnico y rebuscado también inciden en la comprensión. El uso del diccionario y de fuentes puede ayudar a salir de dudas y facilitar la tarea lectora.

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